El arquitecto danés Jan Gehl es un referente a nivel mundial en temáticas referentes a diseño urbano y espacios públicos. Este reconocimiento lo fue obteniendo a partir de la publicación de numerosos libros, y posteriormente, desde su consultora Gehl que este 2016 cumple 50 años y que fundó en su ciudad natal, Copenhague, para hacer ciudades para las personas.
En una reciente visita a Nueva York, Gehl dio una conferencia en el Instituto Van Alen que tiene un enfoque muy similar sobre la importancia del diseño en la calidad de vida de las personas. En este contexto, el arquitecto abordó cinco consejos que fueron publicados por Fast Co.Design y que explican sobre cuál cree que es el camino a seguir para tener ciudades habitables, saludables, seguras y sostenibles. Estos son:
1. Detener la construcción de 'arquitectura barata para la gasolina'
El cambio climático y la salud pública son dos factores que Jan Gehl plantea que debieran tener una importancia fundamental para los planificadores, sobre todo si se considera que “durante 50 años hemos hecho ciudades de tal manera que las personas estén casi obligadas a sentarse todo el día en sus autos, en sus oficinas o en sus casas. Esto ha causado graves problemas de salud”, según afirma el arquitecto.
Frente a esto, ¿cuáles son los principales factores que han causado esto? De acuerdo a Gehl, en gran medida esto se debe a los automóviles y la disponibilidad de combustible a bajo costo que respondieron durante el período de construcción de suburbios, pero que cuando empezó a ser más costoso, dejó de ser una buena idea.
Esta reflexión la vincula con un reciente estudio publicado en The Lancet en el que se obtuvo que quienes viven en el centro de las ciudades tienen una mayor esperanza de vida que quienes viven en la periferia porque durante su vida tienen la posibilidad de caminar en una mayor cantidad de veces para hacer sus trayectos diarios.
La investigación fue realizada a 6.822 personas de 14 ciudades de diez países que tienen entre 18 y 66 años. Entre los indicadores que se midieron estaban la capacidad para caminar de cada persona y los accesos al transporte público y los parques.
2. Hacer de la vida pública el eje del diseño urbano
En 2009, el Ayuntamiento de Copenhague publicó “Una Metrópolis para las Personas”, un documento inspirado en la teoría de Gehl que permitió elaborar una visión y los objetivos para la vida urbana de la capital danesa en 2015.
En este sentido, es posible reconocer que hace seis años las autoridades de Copenhague se propusieron convertirse en la ciudad más habitable del mundo, es decir, en una ciudad sostenible en la que a través de sus espacios públicos se invita a las personas a tener una vida única y variada.
Para avanzar hacia esta meta, el plan se estructuró en tres ejes principales: caminar más, pasar más tiempo en el espacio público y salir de los refugios privados. Según explicó el propio Gehl durante su estadía en Nueva York, esto permite que la ciudad sea más emocionante, interesante y segura, además de promover la inclusión social.
3. Diseñar experiencias multisensoriales
Para explicar este punto, Gehl toma como ejemplos a Venecia y Brasilia, afirmando que si uno quiere tener una experiencia en la que los sentidos están activos y por lo mismo tiene una sensación agradable, debe ir a la primera. En cambio, si no busca algo así, puede ir a la capital de Brasil.
Estos ejemplos los toma en relación a cómo los habitantes han perdido la oportunidad de disfrutar su entorno a través de sus sentidos, ya que como dice Gehl“hemos roto todas las reglas para hacer felices a los automóviles”.
En contraste, lo que cree que debieran hacer las ciudades para aprovechar nuestras capacidades es ser construidas en torno al cuerpo y los sentidos de los seres humanos para que puedan vivir su ciudad en una escala acorde a sus capacidades máximas.
4. Impulsar que el transporte público sea equitativo
Promover la igualdad en las ciudades se ha vuelto una misión en diversas partes del mundo. Avances en esta materia se pueden conseguir si el transporte público se hace accesible, eficiente y alternativo, o sea, que no necesite de los automóviles.
De esta manera se puede evitar que quienes viven en los suburbios de las ciudades, ya sea porque los terrenos tienen un menor valor que se ajuste a sus ingresos, no deban destinar gran parte de su presupuesto al transporte, algo que actualmente sí pueden hacer quienes viven en las áreas más céntricas.
5. Prohibir los automóviles
Según Gehl, el automóvil no es un modo inteligente de transporte, sobre todo en aquellas ciudades que tienen 10 millones de habitantes o incluso más, tal como ocurre en urbes de América del Sur, África y Asia.
De esta última región, Gehl toma como ejemplo lo que ocurre en Singapur, sobre la que dice que es una isla muy pequeña, pero que aún así producto de la gran cantidad de automóviles casi no hay más espacio libre en las calles, aún cuando se trata de una ciudad densa en la que es posible llegar mucho más rápido a cualquier parte ya sea a pie o en bicicleta.
Asimismo, sostiene que “no es ningún secreto que los días buenos del automóvil han terminado”.